Venecia

Nuestro viaje comienza el 17 de septiembre a las 5.30 de la mañana, cuando un taxi vino a buscarnos a casa para llevarnos a la Terminal 4 (qué cosa más larga, por dios). Nos clavó 25 euros, pero no nos dio la gana de ir cargando por el metro y el autobús con las maletas.

Cuando pasé mi ya rutinaria crisis nerviosa provocada por el pánico que le tengo a los aviones (no sé por qué, pero lo pasé aún peor que en París, y eso que aquella fue la primera vez. Igual que un niño que tiene miedo, yo en lugar de mearme encima durante el despegue empecé a derramar lagrimones como puños. No me puse en plan berrinche ni nada, simplemente se me caían las lágrimas del miedo), es decir, cuando el avión ya está estabilizado, me calmé un poco, me puse mi música, e hice algunas fotos a las nubes

Un par de horas después de salir de Madrid llegamos al aeropuerto de Venecia. Para llegar a la isla propiamente dicha decidimos coger una lancha-autobús (la lancha-taxi eran 100 eurazos, y además se movía más). Conforme nos íbamos acercando ya se iban viendo algunas torrecitas

La primera sensación que tuve al llegar a Venecia y ver los canales fue de incredulidad y de "cómo narices se las apañan para vivir aquí". Hay casas cuyas puertas dan directamente al canal. Si un día sales de casa a las 7 de la mañana para ir a trabajar, medio sobao...abres la puerta y...al agua patos!. Pero bueno, supongo que estarán acostumbrados.

Como habíamos cogido el hotel cerca de la estación, apenas tuvimos que callejear con las maletas. La habitación era en plan zulo, pero con encanto. Y aún era de los "de llave". Me encantó ese detalle, ya que ahora casi todos los hoteles van con tarjetas, y no me gusta.

En fin, sólo paramos para soltar las maletas, y después nos fuimos ya a ver cosas. Venecia es sin duda una ciudad mágica. Todas y cada una de sus calles tienen algo; ya sea un canal, una casita, un palazzo...todo es especial. Lo que no me gustó tanto fue que cada dos por tres había tiendas de las típicas máscaras venecianas de carnaval, que me dan mucha cosica. Así que lo pasé un poco mal.

Mi primer contacto con la comida italiana fue una lasaña de carne que, aunque no estaba para tirar cohetes, estaba muy buena. Aún no sabía los manjares que me esperaban los días siguientes.

De entre todas las iglesias que hay, destacamos la que aparece en Indiana Jones y la Última Cruzada; no pudimos entrar porque había una exposición de Da Vinci y costaba dinero, pero vamos, que lo que había que ver estaba por fuera. También es realmente preciosa la de Santa María de la Salud, que da al Gran Canal. La fachada tiene unas estatuas gigantescas apoyadas en la puerta y es impresionante.

Por la noche nos acercamos al famoso puente de Rialto. Es más bien feete, pero es chocante porque es tan ancho que tiene una calle en medio, y tiendas a los lados (de máscaras, cómo no ¬¬)

Después fuimos callejeando hasta llegar al hotel. Venecia de noche mola muchísimo, aunque a veces, hay calles tan vacías que da un poco de miedo ir solo. Es bastante tétrico.

Acabé un poco hasta las narices de subir y bajar tanto puente y no paraba de decir "me quiero ir a Roma" xD. Obviamente, caí muerta a la cama, y al día siguiente casi ni me podía levantar. Pero había que ir a la plaza de San Marcos.

Cuando llegamos a la piazza por la mañana nos encontramos con que estaba parcialmente inundada, y ya habían puesto unas pasarelas para poder entrar a la basílica. Aunque había gente que pasaba de las pasarelas, se descalzaba, y se metía en el agua. Con la de mierda que tendría eso...yo preferí las pasarelas xD.

Ya me gustaba antes de ir, y ahora que lo he visto en persona, lo confirmo: el Palacio Ducal es lo más bonito que hay en Venecia. Me encanta:

Del interior (bueno, y del exterior, ahora os pondré una de noche) de la basílica no os he puesto fotos porque, en mi humilde opinión, la encuentro bastante fea. Llena de dorados y de escenas religiosas por todos los lados, es hortera y recargada.

Sólo después de comprobar que había ascensor xD, subimos al campanario de la torre. Coincidió justo que cuando llegamos a lo alto dieron las 11 y las gigantescas campanas empezaron a sonar. Casi me quedo sorda :S.

Había unas vistas muy bonitas:

Cuando bajamos, comimos en un restaurante justo al pie de un canal (les tiraba migas de pan a los pececicos y me lo pasaba pipa xD) que daba a esta torre. En Venecia, 2 de cada 3 torres están torcidas ¿quién necesita ir a Pisa? :D

Después buscamos a un gondolero con pinta de majo para recurrir al noble arte del regateo. Y no nos fue mal, de 80 euros conseguimos bajar a 60, que entre 3 personas, es más o menos razonable.

Nos sacó al Gran Canal y luego nos metió por la calle del Puente de los Suspiros (prefiero no decir nada, véase Facebook ¬¬) y después por pequeños canales por los que sólo las góndolas pueden pasar.

En Venecia no hay coches (menuda gozada, de verdad) pero sí tráfico, y si no, mirad la caravana de góndolas que se montó xD

El gondolero, efectivamente, era muy majo, y nos íba haciendo de guía turístico, explicándonos la historia de los palacetes por los que íbamos pasando. También nos enseñó el palazzo donde vivió Giacomo Casanova (no se lo montaba bien ni ná, el tío). Parecía que en cualquier momento Heath Ledger (quién mejor para interpretar a Casanova!) se iba a asomar por una de las ventanas :(

En fin, por la noche volvimos a San Marcos para hacer más fotos y finalmente volvimos al hotel. A las 5 de la madrugada nos esperaba un largo viaje de 5 horas rumbo a Roma.

De noche, con poca luz, la basílica tiene un pase xD. La plaza es muy parecida a la de Madrid, aunque la iluminación no es la misma, y es algo más alargada:

Aunque no paraba de quejarme por los puentes, y ahora que ya no estoy allí...echo de menos Venecia. Tengo claro que algún día volveré. Y a ser posible en Carnaval ;)

Continuará con las aventuras en Roma

PD= Tenéis muchas más fotos en Facebook. Gracias por leerme! :D