Máximo en Nottingham

En esta critica voy a dar bastantes detalles del argumento que pueden llegar a ser spoilers, así que...si no habéis visto Robin Hood, no sigáis leyendo

No es digna de recordarse la última incursión de Ridley Scott en el cine histórico. El Reino de los Cielos me dejó con un mal, malísimo sabor de boca. Tan desesperantemente aburrida me resultó que a punto estuve de salirme del cine (la única película con la que se me ha pasado por la cabeza).

La elección de un actor tan poco carismático e interpretativamente limitado como Orlando Bloom (porque no todo en el cine es saber manejar una espada y ser mono), totalmente incapaz de llevar el peso de una película, el excesivo metraje y el plúmbeo argumento fueron claros indicios de que la película estaba condenada a fracasar.

5 años después de aquel tropezón en la carrera de Scott, éste vuelve al cine histórico, y con bastante más acierto.

Robin Hood me ha encantado, poco más puedo decir. El hecho de que tenga constantes similitudes con Gladiator (que es, como ya sabréis, mi película favorita), cosa que en mi opinión es algo positivo, y ha contribuído bastante a la sensación de satisfacción que sentí al salir del cine.

Es por todo sabidos que en Hollywood hace tiempo que se perdió la originalidad; por eso ultimamente está tan de moda hacer remakes, precuelas y demás...pero eso sí, dándole un nuevo enfoque, en un vano intento de hacerlo pasar por nuevo (véase Batman Begins, por sólo mencionar una)Scott utiliza este recurso, mostrándonos así lo que no se había visto en las infinitas versiones anteriores de Robin Hood: sus inicios, antes de convertirse en leyenda.

Nada más comenzar tenemos un silogismo con Gladiator: un gran y hastiado ejército, en este caso el del rey Ricardo Corazón de León, vuelve a Inglaterra tras 10 años en las Cruzadas. La actitud casi despótica y egocéntrica del rey empieza a provocar malestar entre los soldados. Uno de ellos es Robin Longstride (Russell Crowe), que aún así decide luchar para seguir sirviendo a su país.

La caída del rey y un pequeño lío de identidad llevan a Robin y sus amigos a Nottingham. Una vez allí, y siempre para asegurar el futuro de Lady Marian (Cate Blanchett), Robin accederá a hacerse pasar por su esposo, sir Robert Loxley (que murió en brazos del propio Robin). Durante su estancia en el hogar de los Loxley entablará amistad con su "padre", Walter (Max Von Sydow). Y también empezaran a aflorar sentimientos (correspondidos) hacia la fuerte y decidida Marian.

Por otra parte nos encontramos a Godfrey (Mark Strong), que conspira con los franceses para quitarle la corona al nuevo, irresponsable y arrogante rey de Inglaterra.

Es de esperar que ambas lineas argumentales se crucen., llegando toda esta historia de conspiración a Nottingham. Esto, lógicamente, se traducirá en eterna batalla entre el héroe y el villano.

El guión no es de relumbrón ni muchísimo menos. Es más bien simple, con sus ligeros altibajos (como cualquier guión), pero está llevado por el buen camino. Aunque es inevitable que a veces caiga en una escandalosa previsibilidad.

Y en cierto modo, se agradece esta mencionada simplicidad, ya que ayuda a que la película, a pesar de sus 2 horas y 20 minutos de duración (típico de las pelis de Scott), no resulte pesada.

Una historia interesante y una buena puesta en escena hacen que no se eche demasiado en falta un texto más elaborado.

Retomando el tema de los silogismos con Gladiator...puede que yo sea la única que los vea (teniendo en cuenta los cientos y cientos de veces que he visto esa película)...pero son clarísimos!: el arrogante y joven gobernante (como Cómodo), la tierna relación paternofilial entre Robin y Walter (igual que la de Máximo y Marco Aurelio)...y sobre todo las batallas. Me estuve fijando y hay algunos planos de batalla práticamente calcados.

Pero como ya dije antes, esto, en mi opinión, no hacen sino aumentar la grandeza del film.

Diré, también a título personal, que si la música hubiera sido de Hans Zimmer lo habrían petado del todo. Pero Marc Streitetfield hace un buenísimo trabajo.

La última parada de ésta mi crítica me lleva a los actores. Qué voy a decir, a estas alturas de mi vida, que no haya dicho ya de Russell Crowe. Grandioso, como SIEMPRE. Es la quintaesencia del héroe. Y a pesar de ello, y de su etiqueta de "tipo duro" es un actor versátil al que resulta imposible encasillar.

Cuando se une a Ridley Scott, sólo se pueden esperar películones: Gladiator, Un Buen Año (sí, es una buena película, prueba irrefutable de que ambos pasan con nota la prueba de la comedia. Está muy infravalorada), American Gangster, Red de Mentiras, y ahora Robin Hood.

Dándole réplica tenemos a una espléndida (también como siempre) Cate Blanchett. Rezumando no sólo su increíble talento como actriz, sino una sobriedad y elegancia dignas de mención. Atributos que son muy difíciles de encontrar (por no decir imposible) en una actriz del Hollywood actual.

Entre los secundarios destaco al veterano Max Von Sydow, a un gran William Hurt, y a Mark Strong (qué bien se le da interpretar villanos!).

El siempre efectivo tándem Scott-Crowe, al que unimos la presencia de Blanchett, eran todas las garantías que necesitaba para saber que Robin Hood no me iba a decepcionar. Y efectivamente, no me equivocaba.

7,5/10