Tras poco más de dos semanas en España tengo la sensación de ser como los que volvían de Vietnam, aunque en menor medida, y en el buen sentido de la expresión, claro. Es decir: tocada.
Solo han sido 3 meses fuera....pero me había dado tiempo de sobra a acostumbrarme a la vida allí, y ahora me está resultando duro y extraño a partes iguales volver a estar aquí. Miro al otro lado de la carretera al cruzar la calle....en las tiendas se me escapan "excuse me" "sorry" y "cha" (así dicen "thank you" en Liverpool) cuando hablo con la gente....en definitiva. Va a ser muy duro.
Han sido muchas, muchísimas cosas las que nos han pasado. Tantas como para rellenar todo un libro. Cosa que deberíamos hacer para que no caigan en el olvido.
De momento hoy os voy a contar la anécdota con la que estamos triunfando al contarla a familiares y amigos. Fue el día que volvimos a España.
Resulta que tuvimos ciertos problemillas con los tacaños de Easyjet a la hora de facturar las maletas. En definitiva....nos querían cobrar ni mas ni menos que 240 libras por la tercera maleta que llevábamos (maleta que contratamos cuando compramos los billetes, pero que según ellos pesaba demasiado). Gracias a la cabezonería de Esther (yo reconozco que para esas cosas soy bastante blanda, y con tal de no tener movidas...si hay que pagar se paga) tomamos la decisión de vaciar la maleta, salvar todo lo que pudiéramos...y dejarla allí.
Tiramos un montón de cosas: ropa, papeles, sábanas, secador...pero lo que no íbamos a abandonar allí por nada del mundo era nuestro flamante Monopoly de The Beatles, a pesar de que no cabía en las maletas que llevábamos como equipaje de mano.
Hemos vivido en nuestras propias carnes lo tiquismiquis que son los de Easyjet a la hora de subir cosas al avión, así que temíamos que no nos dejaran subir el Monopoly en la mano (parece que no, pero la caja abulta, es muy alargada, no es como la del Monopoly corriente). Pero nuestra máxima era "NO SIN NUESTRO MONOPOLY", así que no se nos ocurrió otra cosa que meternos al baño y ocultarlo. ¿Cómo? os lo explicaré:
Esther cogió su palestina y se la ató a la cintura en plan mochilita de bebé, pero con Monopoly en lugar de bebé, y en la espalda en vez de en el pecho. Tras asegurarnos de que estuviera más o menos sujeto, se puso la gabardina y voilá. Ya teníamos oculto el Monopoly. Lo cierto es que los picos de la caja se le notaban un poco en la espalda, y tenía que andar recta y muy despacio para que no se le resbalara. Además de que la pobre iba asada de calor con la gabardina puesta. Pero en fin, si nos hubieran dicho algo habríamos replicado "tengan un poco mas de tacto, por dios, que la chica tiene chepa y está muy acomplejada".
Parecerá una tontería, pero íbamos total y absolutamente acojonadas. Por si nos pillaban, por si se le caía y se desparramaban todas las piezas, o por si a los pasajeros se chivaban al ver algo sospechoso en la espalda de Esther.
Tampoco recordamos que allí no hay pasillo de esos que se extienden para subir de la terminal al avión, sino que nos metían en un minibus que nos llevaba al avión. Así que se prolongaba nuestra agonía y acojonamiento. Pero lo logramos. Una vez dentro del avión nos las apañamos como pudimos para que Esther pudiera quitarse el Monopoly de la espalda sin que la azafata viera que lo habíamos colado destrangis. Y ya por fin pudimos respirar tranquilas. Estuvimos por echar una partidita y todo durante el viaje xD.
Ahora al contarlo todo el mundo se ríe (como para no)...incluídas nosotras mismas. Pero en aquel momento pasamos muchísima angustia. Si nos ponemos así con un Monopoly, cómo no nos pondremos si tuvieramos que pasar droga. Está claro que no valdríamos.
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Hace 10 años


