jueves, 1 de octubre de 2009

Ciudad del Vaticano (Roma, día 3)

Semanas antes del viaje (nos gusta planearlos bien) tuvimos que hacer auténticos encajes de bolillos, para que los días nos cuadraran y no nos dejáramos ninguna cosa por ver. Era bastante complicado, pues la mayoría de cosas cierran los lunes, los museos Vaticanos cierran los domigos...nos estrujamos la cabeza hasta que por fin dimos con la solución. Estaba claro, y desde el primer momento se lo dejé claro a mis acompañantes, que no me iba a ir de Roma sin ver la Capilla Sixtina. Porque si por ellos hubiera sido, no la hubieran visto, ¿os lo podéis creer?.


El lunes, penúltimo día en Roma, decidimos dedicarlo enteramente al Vaticano. Teníamos pensado estar en la puerta de los museos (siendo conocedores de las colas que se forman) a las 8.30, media hora antes de su apertura, pero al final (una consecuencia más del cansancio acumulado) se nos pegaron las sábanas y llegamos a las 10. Lo que nos encontramos allí es difícil de explicar...una cola como jamás había visto en mi vida. Aún así, yo seguía en mis trece de ver la capilla Sixtina, y habría aguantado esa cola y aún más.


La cola ocupaba 4 largas calles, y calculamos que, en el momento en que nos pusimos, habría unas 2000 personas en ella. Sí, habéis leído bien, 2000 personas. Multiplicadlo ahora por los 14 euros que vale la entrada, y sumadle los 40 de cada uno de los turístas que opta por irse con un guía para así evitar la cola. Y todo ese dinero para qué se usa? Para que Papatine pueda vestirse con esas togas papales tan lujosas ¬¬


A todo esto hay que añadirle todas las horas que está el museo abierto, así que son mucho más de 2000 personas las que entran allí cada día. Ya me pierdo con tanta cifra, la cantidad de dinero que tienen que sacar al día será incalculable.


Los guías que antes mencioné, y que se dedican a merodear por la cola para hacerse con guiris ilusos y aterrados por la espera, nos intentaban meter miedo diciéndonos que la cola era de más de 3 horas. Pero se movía muy rapido, y apenas tardamos 1. Aunque insisto, yo hubiera aguantado 3 y las que hicieran falta.



Una vez dentro (invité yo por mi cumpleaños...¡a ver cuántos pueden decir que les han invitado por un cumpleaños a los Museos Vaticanos! jeje), procuramos verlo todo, pero sólo deteniendonos en las cosas que más nos llamaban la atención para que no se nos echara demasiado el tiempo encima; en nuestro caso, como ya sabéis, el arte romano (también el paleocristiano y medieval. El egipcio nunca me ha gustado mucho, pero como era poco...). Fijáos en este largo pasillo, todo ello plagado de estatuas romanas, para desgracia de mi hermano xD:












Al final del pasillo había otra sala en la que había estatuas más grandes, y entre las que destacaba la de Octavio Augusto, que seguro habréis visto en más de una ocasión.







Y más salas con más y más estatuas, mosaicos, libros antiguos (tengo debilidad por los libros antiguos!) relieves, miniaturas...de distintas épocas. Aquí tengo que ponerme en la piel de la gente a la que no le gusten demasiado todas estas cosas (como por ejemplo a mi hermano), y he de reconocer que puede llegar a aburrir. Peeeero, David y yo somos ratas de museo, como nos llama mi hermano, así que estábamos que nos cabía una sandía por el ojete.





Llegamos a un pequeño patio de forma octogonal. En cada uno de sus 8 lados había una estatua, y una vez más, una vuelve a destacar entre las demás: el grupo escultórico de Laocoonte y sus hijos. Había visto una réplica bastante pequeña que está situada en los jardines del Palacio de Versalles. Obviamente, nada que ver con la original:







Los laberínticos museos empezaban a hacer mella en nuestras ya de por sí agotadas piernas, y llegados a cierto punto, lo único que queríamos era entrar ya en la Capilla Sixtina (más fotos de los museos en Facebook). ¡Ilusos! no sabíamos lo lejísimos que estaba aún de nosotros. Para llegar a ella tienes que atravesar por narices unos interminables pasillos. De verdad, hasta yo acabé hasta las narices de los pasillos, maldiciéndolos una y otra vez. Sin exagerar, calculo que tardamos alrededor de hora y media sólo en recorrer los pasillos, sin paranos ni una sóla vez.







Cuando parecía que el pasillo se acababa, llegabamos a las estancias de Rafael (un total de 4 habitaciones). Y la última comunicaba con otro pasillo igual o más largo que el anterior ¬¬. A eso sumadle el montón de gente que había, que te impedía adelantar o apretar el paso. A ratos íbamos como en procesión. De verdad, era absolutamente desesperante.
Al menos en las estancias de Rafael había algo que merecía la pena: el fresco de La Escuela de Atenas, que él mismo pintó:




Los pasillos AL FIN llegaron a su fin, y pudimos entrar en la Capilla Sixtina, que estaba plagada de gente (no cabía ni un alfiler). Desperdigados por toda la estancia había un montón de estrictos guardias, que vigilaban la vestimenta de los turistas (como sabéis, no se puede entrar con ropa de verano, ni con gorras o sombreros), hacían guardar silencio (es un lugar sagrado, donde se reune el cónclave tras la muerte de un papa, bla bla bla...) y sobre todo, se encargaban de que nadie hiciera fotos, ni siquiera sin flash. Obviamente, se les escapaban algunos, pero en cuanto veían que alguien no cesaba en su empeño de hacer fotos, directamente los expulsaban de la capilla. Por eso nosotros nos anduvimos con mucho cuidado, y disimulando mucho, conseguimos sacar bastantes fotos. Después de todas las penurias en forma de pasillo que tuve que pasar hasta llegar hasta allí...estaban locos si creían que me iba quedar sin fotos. No de digo...

Al que encuentre el autorretrato de Miguel Ángel que hay en el fresco del Juicio Final sin hacer trampas le doy...mi más sincera enhorabuena xD. No os sintáis frustrados si no lo encontráis, jeje. Si a mí no me lo hubieran explicado en clase no lo encontraría ni de coña:





Lástima que no se vea la parte de abajo del fresco, mi favorita; en la que Caronte (a él si que se le ve un poco, si os fijáis, tiene el remo en posición "que te pego leches") se encarga de transportar las almas de los condenados al infierno (los que se han salvado están en la parte de arriba, en el cielo). En esa foto, ya en el techo, también se ve mi figura favorita (que no viñeta): es la que hay en el centro, justo encima de Jesucristo. Desde que la estudié me gustó, no sé por qué! será por la complicada posición anatómica en la que se encuentra (medio retorcido y mirando hacia arriba), pero me encanta!.


Luego está el techo, que eso ya es la repera...de vez en cuando tenía que bajar la cabeza, porque me tiraba tanto tiempo mirando hacia arriba que me dolía el cuello y me mareaba xD. Mis viñetas favoritas, ahora sí, son las de la Expulsión del Paraíso (en la foto está cortada, a la derecha) y la de la Creación de los Astros y las Plantas (en la que dios señala al Sol). Bueno, tampoco es plan de dejar de lado a la más famosa, La Creación de Adán:





Milagrosamente, conseguimos sitio (si no andabas listo te lo quitaban en una milésima de segundo) en unos pequeños bancos de piedra que hay empotrados a las paredes, y permanecimos observando el maravilloso paisaje un rato más. Daba igual que miraras al techo que a las paredes...todo es bello, lo miraras por donde lo miraras. Sufrí también un repentino ataque de risa al comprobar que todo el mundo ponía cara de mirar de lejos cuando alzaba la vista para ver el techo xD.


Después vimos que había una puerta exclusiva para grupos con guía, que te llevaba directamente a la basílica de San Pedro. Nos intentamos mezclar con ellos, pero había un guarda en la puerta y no coló xD. Así que tuvimos que salir por la puerta normal, volver a los museos (NO a los asquerosos pasillos, afortunadamente) y salir por donde habiamos entrado para ir a la basílica.








Antes de entrar me acerqué al obelisco, alrededor del cual hay varios bajorrelieves que representan ángeles soplando y marcando los puntos cardinales. Uno de ellos, era la pieza clave en el sendero de la iluminación. Había cola para hacerle la foto al angelito, no os lo perdáis. No eramos los únicos que estabamos siguiendo el sendero!:






Una vez dentro de la basílica, confirmé lo que llevaba sospechando desde que supe que iba a ir de viaje: La capilla Sixtina, y la Basílica de San Pedro es lo más bonito que he visto en toda mi vida. No hay palabras para describirlo. Si con el Coliseo casi se me saltan las lágrimas, aquí ya se me acabaron de saltar del todo. Da igual que seas ateo o creyente, que te guste el arte o que no...cuando lo ves no te queda otra opción que rendirte ante semejante belleza y majestuosidad.


Uno no entiende el concepto de la palabra "belleza" hasta que no ha visto todo esto en persona. Es una de esas cosas que hay que ver antes de morir, sí o sí.


En uno de los ábsides más próximos a la entrada, está la Piedad de Miguel Ángel. Está protegida con un grueso cristal, y aquello me recordó a la proeza que conseguí cuando ví la Mona Lisa en el Louvre: abrirme paso, excusándome en italiano, español, inglés y francés, entre los guiris hasta colocarme en primera fila y poder sacar fotos más o menos decentes

Es una escultura preciosa, sólo tenéis que fijaros en la cara de la virgen: esa mezcla de dulzura, resignación, melancolía, dolor y tristeza. En definitiva, la expresión que sólo una madre con su hijo muerto en brazos puede tener. Confieso, al ver esa expresión en persona se me volvieron a saltar las lágrimas, y eso que no soy creyente:




Sobre el resto del interior de la basílica...que las fotos hablen por sí solas:












También, previo pago, se podía subir a lo alto de la cúpula. Pero había leído por ahí que el tramo final no era apto para claustrofóbicos, así que con todo el dolor de mi corazón me tuve que quedar abajo mientras mi hermano y David sí subían. Una curiosidad, siempre me acuerdo porque a mi padre le llamó mucho la atención cuando estuvo, y cuando lo ví en persona me acordé de lo que me dijo. Mirad en esta foto a ese par de chicos que hay en la barandilla, y ahora mirad el tamaño de las letras:



¡Y desde abajo parecen pequeñitas! es impresionante. Como dije en la entrada anterior...allí todo es a lo grande xD. En fin, mirad que vistas me perdí por culpa de mi claustrofobia:




También teníamos pensado bajar a la cipta papal, pero cuando quisieron bajar de la cúpula se nos había hecho tarde y nos la cerraron :(
Permanecimos en la plaza, como si nos resistieramos a abandonar aquel lugar, un rato más, sacando fotos. Después, camino del metro, nos fuimos parando en los puestos para comprar recuerdos de última hora, y finalmente volvimos al hotel.


Tras descansar un buen rato, mi hermano y David salieron a cenar (después me enteré de que habían ido ni mas ni menos que a la Piazza Navona, y que les habían clavado 30 euros por cabeza. Al menos dicen que mereció la pena). Yo estaba demasiado cansada como para andar tanto, así que sólo salí a comprarme un kebab (que estaba a escasos 5 minutos del hotel) y volví a la habitación para cenar tranquilamente. Todo a lo grande, incluso la comida: me pusieron el kebab más grande (y más relleno) que jamás me han puesto. Me lo terminé de comer por pura cabezonería. Me puse cerdísima.
Mientras cenaba estuve viendo una peli de Alec Baldwin y Ben Kingsley doblada al italiano. No me enteré de nada, pero al menos hacía compañía.


Y hasta aquí la entrada de hoy. La próxima y última será bastante más corta. Os lo merecéis, después de leer todas mis larguísimas y pedantes aventuras ;)


Más fotos en facebook y gracias! ^^



7 comentarios:

Treintaentertulia dijo...

genial!!me alegro muchisimo que fueras.

Aída dijo...

dios, qué envidia!!! He estado en Venecia pero no en Roma. Me han encantado las entradas!!!

Por cierto, me pasaré por tu blog ahora que ya te conozco y que lo he descubierto.

Un besito linda!!

Mo dijo...

Bienvenida a este mi blog, Aida bonica mía! Y gracias por comentar!

Yo haré lo propio con el tuyo, que sé cómo llegar xD

Un beso!

Kos dijo...

Oh! La capilla Sixtina... la obra más grandiosa y espectacular que ha podido hacer un hombre. A mi en el instituto me tocó hacer un trabajo exclusivamente de la Capilla Sixtina y me tiré la hora entera de clase hablando... ¡Cómo me gusta! Espectacular, la primera vez que se ve nunca se olvida.
Yo ya he ido 2 veces a Roma y estoy deseando volver :D
Muy buena la entrada, y qué maravilla de viaje jejeje, pero qué voy a decir yo ;)

Montse Kelly dijo...

Que impresionante todo...
Da un poco de rabieja a donde va a parar todo el dinero que genera todo eso pero bueno.Supongo que lo peor es la cantidad de gente que hay,verdad? LO ideal sería estar solos o con menos gente.
2000 personas en la cola! Uau! Yo me desesperaría pero por lo menos ya se que no se tarda mucho.
Xao!

una muchacha dijo...

*_* Tengo los ojos perlados. Qué maravilla... es que es todo tan.. tan impresionante, tan increíble, TAN PRECIOSO. Yo hice practicamente las mismas fotos, pero las mismas... te lo juro xD (aunque no recuerdo ese foco en "La Escuela de Atenas")

Carlos Valle dijo...

Amiga, me ha encantado tu blog, pero el comentario sobre el dinero que se lleva el Papa en las entradas de la capilla sixtina creo que sobra. Por la misma regla de tres ¿que hace el estado con los 10 euros de la entrada al museo del Prado, o los 10 a la Alhambra? ... en fin demagogía pura y dura.