Después de la horrible semana que he pasado, necesitaba más que nunca desconectar. Ayer, san Valentín (día inventado por el todopoderoso Corte Inglés)...todas las parejas del mundo se ponen tontas y se dicen lo mucho que se quieren...nosotros sin embargo nos fuimos a hacer el mono al Escorial. Digo nosotros, porque somos los de siempre: mi hermano, yo (que vamos en un pack indivisible, como los yogures, como John y Joan Cusack, como Sodoma y Gomorra, como R2-D2 y C3-PO...) y Dave.
Durante el viaje en tren quedó claro lo impresionables que somos las criaturas de ciudad: vimos manadas de ciervos y...ohhhhhh!. Vimos la sierra nevada de cerca y...ohhhhh!. Y no pudo faltar la frase Cero Sesenta de turno: ¡De esto en Madrid no tenemos!.
Tras el cansino viaje a pie desde el pueblo al monasterio (cuesta arriba ¬¬) al fin llegamos. Lo cierto es que no entramos porque valía 8 euros. Yo era la única que no lo ha visto por dentro, pero tampoco me quita el sueño. Bastante escarmentada estoy con el Palacio Real, o con Versalles: te dejas una pasta para que luego sólo te dejen ver 4 habitaciones de mierda.
Me encanta ese bosque, la calma y la tranquilidad que se respira allí es imposible de encontrar en otro sitio.
Al final del bosque continúa el camino hacia la Silla. Había dos posibilidades: seguir la carretera pero dar un rodeo considerable...o pasar del camino e ir campo atraviesa. Nosotros al fin y al cabo habíamos ido allí a andar y a ver pasiaje, así que nos decidimos por la "ruta suicida"; como dicen en Big Fish: es más fácil el camino largo...¡pero es más largo!.
Mentira cochina, sí fue para tanto...cuando llegamos a la puta silla ya no podía ni con mi alma. Cómo se nota que el listillo de Felipe II no iba allí andando!
Tras estar un rato allí para recobrar el aliento, emprendimos el camino de bajada. Nos detuvimos a comer en un sitio clavadito a la Cima de los Vientos de "La Comunidad del Anillo". Comimos con estas vistas
Y fue allí, durante la mini-siesta de los dos osos que llevaba como acompañantes, donde mi mente alcanzó su catarsis. Me puse a caminar entre los árboles (con cuidado de no alejarme demasiado, aquello era un laberinto). Sólo escuchando el sonido que mis pies hacían al chocar contra las ojas secas, la brisa que de vez en cuando movía las ramas, y algún que otro pájaro. Llegado un momento me detuve, cerré los ojos, y me estuve así un buen rato. Quizá 15 o 20 minutos, hasta que Dave se despertó y vino a "rescatarme" porque temían que me hubiera perdido ¬¬. Sólo estaba pensando!
Si creyera en Dios...creo que en ese inmejorable momento de tranquilidad es cuando hubiera hecho las paces con él (véase la foto, qué celestial xD)Y finalmente renaudamos el camino de bajada. Más fácil que subir, sí, pero bastante más doloroso, ya que te tienes que ir frenando.
Volvimos al bosque donde durante el camino de subida en nuestras mentes cinéfilas conseguí escapar de mi horrible primo-criatura del bosque. Y luego al monasterio, y luego a bajar otra vez a la estación...
cualquier persona normal, tras un viaje tan agotador, se habría ido a su casa a meter los pies en agua o a beber Aquarius, pero como nosotros no somos normales, nos fuimos a dar vueltas por Madrid, toma ya. Como si no tuviera los pies lo bastante destrozados. Así somos nosotros xD.
El balance de este viaje...pues bien: si le preguntáis a mi cuerpo (especialmente pies y piel, no olvidemos mi alergia a ese astro horrible que es el sol) os dirá...mi nota: PUTA MIERDA. Pero si le preguntáis a mi mente...os dirá que no necesitaba tanta paz desde hacía mucho tiempo.

2 comentarios:
Joo, menuda excursión!! Yo también quería una así...
Jajaja, me ha encantado lo de que tú huías entre los árboles de la criatura-primo. XD Esos paisajes sí que sirven para hacer un buen corto...
Anda! El Escorial... pues muy buena decisión esa de lavar tu mente, además en un lugar tan bonito. Me encata como cuentas la cosas... jajaja.
Tuvo que ser una paliza, pero seguro que merecio la pena. Yo tb hare algun dia una excursion asi
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