martes, 13 de enero de 2009

El mundo en technicolor: Pleasantville

Sigue nevando, y como yo de imaginación no ando nada mal, me da por sacar forzados silogismos. Algunos tan inusitados que a nadie más se le podrían haber ocurrido más que a mi maquinadora cabecita. Hasta yo me sorprendo a veces.
Con la nieve no sólo he establecido el silogismo de "Eduardo Manostijeras"...se me ocurrió otro.
Como aquí en Madrid (casi) nunca nieva me acordé de "Pleasantville", donde el tiempo era siempre perfecto: no hay calor, ni frío, ni humedad...y sobre todo: nunca llueve.

Así que ayer me hice un revisionado de la peli. Es una de esas películas que derrochan optimismo por los cuatro costados, una peli "simpática" podríamos decir.




Pleasantville es un pueblo que se asienta sobre los fuertes cimientos de la rutina y de lo agradable. Donde la única función de los bomberos es rescatar gatitos de los árboles, las amas de casa se reúnen en la cocina para jugar a las cartas, los jóvenes estudiantes llevan a las chicas a la heladería a tomar hamburguesas y refrescos de cereza (y a veces hasta se cogen de la mano!)...y donde el blanco y negro son sinónimos de tranquilidad.



Pero un día aparece una rosa coloreada, a partir de ahí todo empieza a cambiar: los jóvenes descubren lo que hay un paso más allá de simplemente cogerse la mano. Todos los que se sienten bien empiezan a colorearse, los libros se imprimen, aparece el fuego. Pero también aparece el resentimiento y las malas miradas de los habitantes que siguen agarrándose a la rutina y reniegan del cambio. El blanco y negro le planta cara al technicolor (y viceversa)




Si a todo esto le añadimos una brillante fotografía, un guión estupendo, una hermosa banda sonora y, sobre todo, unas excelentes interpretaciones...ya tenemos una de las películas más bonitas e imaginativas de la última década. Una pequeña joya que no puede faltar en la estantería de un cinéfilo.



Junto con la de la lluvia, esta es mi escena favorita:
Budd (Tobey Maguire) le enseña un libro de arte a Bill (Jeff Daniels), al que le encanta la Navidad porque le permite pintar un motivo distinto en el escaparate cada año.
Bill se emociona al descubrir la belleza y la vitalidad que desprenden los colores de las hermosas pinturas de Turner, Van Gogh...





La calidad de una película se nota por pequeños detalles como este: que una escena tan sencilla pueda resultar tan cautivadora, entrañable y emotiva.


1 comentario:

Irma dijo...

Oh!! Pleasantville! Solo la he visto una vez (el año pasado, concretamente) y me ha gustado bastante. Me llamó la atención sobre todo la fotografía y el hermoso cambio de blanco y negro a color.